Un oscuro suceso sacude a Venezuela. Marino Lugo, Coronel del Ejército apresado por el escándalo Pdvsa-Cripto, ha perdido la vida en extrañas circunstancias. Lo que inicialmente se presentó como un “supuesto suicidio” dentro de las instalaciones del temido Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN), ahora adquiere visos de una ejecución extrajudicial. Lugo se encontraba detenido por su presunta participación en el caso Pdvsa Cripto.
Voces internas filtradas desgarran el velo de la mentira oficial. A las 11:20 PM del jueves 18 de abril de 2024, mientras Lugo permanecía bajo custodia, funcionarios del SEBIN habrían cruzado una línea impensable. En presencia del fiscal Farik Karin Mora Salcedo, reconocido por su historial de violaciones a los derechos humanos, los agentes aplicaron brutales “torturas de asfixia con bolsas” al coronel detenido.
La víctima, incapaz de resistir el atroz vejamen, habría exhalado su último aliento bajo una nube de dolor insoportable. Un final trágico e injustificable que desafía los más básicos principios de la justicia y la dignidad.
El nombre de Farik Mora Salcedo, uno de los fiscales estrella del régimen de Nicolás Maduro, se ha visto envuelto en numerosas controversias. Durante las protestas antigubernamentales de 2017, fue el encargado de investigar las muertes de Armando Cañizales y Carlos José Moreno, así como las lesiones sufridas por varios funcionarios de la Guardia Nacional en distintos incidentes violentos.
En 2018, Mora asumió el cargo de fiscal provisorio en la Fiscalía 67 nacional, convirtiéndose en uno de los responsables de recopilar los testimonios de los presuntos autores del intento de “magnicidio” contra Maduro. Sin embargo, su labor ha sido ampliamente cuestionada por la ex fiscal general Luisa Ortega Díaz, quien denunció que “Farik Karin Mora Salcedo ha construido causas penales con fundamento en la autoincriminación de los procesados mediante la tortura, la amenaza y la coacción, situación que ha merecido el repudio de la comunidad internacional”.
El asesinato del Coronel Marino Lugo, lejos de ser un suicidio fortuito, habría sido el resultado de una escalada incontrolable de violencia por parte de los custodios del SEBIN. Según las fuentes, a los funcionarios “se les fue la mano” durante la sesión de tortura, provocando la muerte del detenido en un lamentable exceso.
Este espeluznante incidente no solo representa otra sombra oscura sobre el sistema de justicia venezolano, sino también una violación flagrante de los derechos humanos más fundamentales.
Dentro de las sombrías instalaciones del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN, los presos políticos, disidentes y opositores al gobierno han sufrido todo tipo de abusos, desde torturas físicas y psicológicas hasta condiciones de reclusión inhumanas.
El SEBIN, escenario del funesto desenlace del Coronel Lugo, se ha convertido en un símbolo del aparato represivo del régimen venezolano. Conocido por sus prácticas opacas y su falta de rendición de cuentas, el SEBIN ha sido señalado en innumerables ocasiones por violaciones sistemáticas de los derechos humanos.