El millonario chavista Wilmer Ruperti se exhibe otra vez borracho, pero ahora en su mansión y ‘sentimental’

En un video divulgado recientemente, el empresario chavista Wilmer Ruperti, enriquecido gracias a los jugosos contratos obtenidos con los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, se graba a sí mismo declamando un poema de su autoría en un evidente estado de ebriedad. En el clip, la voz pastosa del magnate naviero denota los efectos del alcohol en su organismo, algo que parece ser una costumbre arraigada en él.

Antes de recitar los versos, Ruperti se explaya con palabras arrastradas: “Hoy es el día de atreverse. Una que otra persona de mi agrado, de mi cariño, de mi afecto me dijo, pues, escribes bien. Sabes, yo tenía oculto, estaba tal vez por miedo de esta parte de la poesía, cosa que me encanta. Entonces, bueno, me voy a atrever, me he atrevido antes a muchas cosas, me atrevo hoy a esto y bueno, siempre seré un atrevido entre comillas. Espero que les guste”. Con esta introducción, el empresario venezolano justifica su decisión de compartir públicamente su faceta poética.

El poema, dedicado según sus palabras “a una dama, a una mujer”, rezaba: “Humedeces mis labios, como la mar a la arena, como las nubes al cielo. Sácame de la nada con tu aliento. Anda, anda, desdóblame, Hazme seda y así poder recorrer tu cuerpo. Anda, hazme aire, hazme sueño, hazme tu único alimento. Sigue estando dibujada en mis ojos, distante, pero perfecta”. Tras recitar estos versos cargados de metáforas, Ruperti cierra el video lanzando un beso a la cámara, presumiblemente dirigido a la misteriosa musa que inspiró su creación literaria.

Esta exhibición etílica y sentimental del empresario chavista contrasta con su imagen de hombre de negocios enriquecido gracias a su cercanía con el poder político venezolano. Un caso más que evidencia los excesos y extravagancias de quienes han amasado fortunas millonarias al amparo del régimen bolivariano.

Del paro petrolero a la separación

Wilmer Ruperti, actualmente un multimillonario magnate naviero, forjó su vínculo con el fallecido presidente Hugo Chávez en los turbulentos días del paro petrolero de 2002. En ese momento, Ruperti se atrevió a desafiar la huelga enviando barcos cargados de petróleo venezolano al exterior, una arriesgada maniobra que le granjeó la confianza del líder bolivariano.

Años después, en 2016, la entonces esposa de Ruperti, la actriz Anastasia Mazzone, confirmó que el 25 de enero de ese año un tribunal de Miami, Florida, dictaminó su divorcio del empresario chavista. En declaraciones posteriores, Mazzone aseveró que, pese a no arrepentirse de haberse casado con el hombre de negocios cercano a Chávez, valió la pena únicamente por su hija en común. De forma velada, la actriz dejó entrever que Ruperti había sido un mal padre, afirmando que desde la separación solo había podido contar con ella misma “como madre y padre, moral y económicamente” para la niña.

Este oscuro pasado de Ruperti, que incluye su papel clave para romper el paro petrolero antioficialista y su ruptura matrimonial de tintes controvertidos, contrasta con la imagen de hombre sensible y poético que ha querido proyectar recientemente al divulgar el video donde declama versos en aparente estado de ebriedad.

Detrás del empresario chavista millonario que hoy se regodea en la riqueza obtenida gracias a los contratos con el régimen bolivariano, se esconde una turbia trayectoria plagada de episodios polémicos que confirman su estrecha alianza con el poder establecido en Venezuela.

Wilmer Ruperti no solo ha sido objeto de sanciones por parte del gobierno de Estados Unidos, sino que su cercanía con el poder chavista le valió el apodo de “el naviero rojo” en los círculos opositores venezolanos. Su mansión, desde donde se grabó declamando sus poemas etílicos, es el símbolo más visible de la fortuna que logró amasar gracias a los jugosos contratos obtenidos con los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

 

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